Guillier, ¿Guaripola de la unidad?



“Alejandro Guillier. Es un tipo que conozco, que me da confianza. Hay que elegirlo ahora, porque generalmente la política los corrompe. Aún está sano.” (Hernán Rivera Letelier, revista “Sábado”, 24 de septiembre de 2016, p.22)

Juan Jorge Faundes

La expresión circuló de boca en boca desde Iquique: “¡Guaripola de la unidad!”, pero referida al MAS. Así calificó a su partido en una reunión, me dijeron, un entusiasta militante del desierto nortino. Recordé mi niñez, y los desfiles en torno a la plaza de ese Temuco primaveral con el verde Ñielol de fondo. Y ese guaripola que marchaba al frente haciendo piruetas con la ídem a los sones vibrantes de tambores, clarines y trompetas. Y el guatón del bombo. Y el flaco de los platillos. El ruido de las botas sobre el pavimento: trash-chat, trash-chat, trash-chat. Imaginaba que mis soldaditos de plomo habían cobrado vida. En septiembre de 1973, en similar situación, Andrea, de diez años, los insultaba gritando “¡Devuélvanme a mi papá!”. Y cuando el capitán de guardia me quitó la venda... ¡Pero, no! Esa es otra historia. Retornemos al hilo de la columna.
Ante el descalabro y despelote en Politilandia, y la desconfianza de la gran mayoría popular que está al margen de esa elite, el periodista y actual senador independiente Alejandro Guillier, apoyado por el PR, el MAS y la IC, entre otros sectores de izquierda, podría convertirse en el “guaripola de la unidad” de un amplio espectro de partidos y movimientos sociales. Pero sin firmarle un cheque en blanco. Se requiere de un programa que reúna al menos las siguientes condiciones de orden general: Desde abajo, prospectivo y factible.

“Desde abajo”: que responda a las necesidades más sentidas de la población, considerando tales (dado el escaso tiempo que resta) aquellas que predominan en las encuestas. Las soluciones posibles serían construidas por su equipo asesor mediante una previa consulta a expertos en esas materias específicas. Luego, las soluciones se someterían a aprobación popular, usando como canales las redes de los concejales que está apoyando, además de aquellas de los partidos y movimientos sociales que se sumen. Para el caso de desacuerdo con alguna solución, debería haber una opción “otra” (y espacio para describirla).
“Prospectivo”, es decir, enmarcado en las condiciones objetivas que impone el Futuro. Entre las principales: conservación y recuperación del medioambiente; aumento de la probabilidad de vida y disminución de la mortalidad; masificación y globalización de las TIC y la cultura; persistencia del sistema capitalista —y sus variantes— en grado de mundialización; riesgo de expansiones fundamentalistas y totalitarias de cualquier signo. Así, las necesidades más sentidas de la población —y las soluciones aprobadas (más las sugeridas en el ítem “otras” en caso de ser mayoritarias)—, se insertarían en una estrategia de largo plazo dirigida a un futuro posible preconcebido. Éste debiera consistir en una sociedad con un sistema económico que impulse el crecimiento sustentable y que, al mismo tiempo, garantice la distribución de los bienes de consumo según la fuerza de trabajo (física o intelectual) aportada en el proceso productivo y según criterios de protección social para menores, ancianos, enfermos y personas con discapacidad. Es decir, la alimentación, vivienda, vestuario, salud, educación, bienes culturales y recreación, debieran estar garantizados para todos con un standard generalizado de alta calidad. Columna vertebral de la estrategia para conseguir ese futuro, el respeto absoluto a los derechos humanos personales, políticos, colectivos, culturales y ambientales.
“Factible”: la estrategia debe considerar la correlación de fuerzas y las condiciones objetivas y subjetivas, en un espacio y periodo dados, para evitar el fracaso producto de un voluntarismo basado en premisas falsas, pero, al mismo tiempo, un plan de acciones para trocar tal correlación y condiciones en favorables.-
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