ARTÉS, LA PELÍCULA CLARA
Mis respetos a Eduardo Artés. Lo ví está mañana en Chilevisión. Y aunque había un ánimo burlón en los conductores, como si entrevistaran a un fósil político salido de un raro mundo donde existen imperios, burguesía transnacional, clases sociales, explotación, extrema pobreza, extrema riqueza y donde los que se las arreglan para ejercer el poder son los dueños del dinero, Artés tuvo la entereza, el buen humor, la inteligencia y la paciencia para explicarles que el mito es exactamente lo contrario. Hacernos creer que el mundo ya cambió, que el imperialismo y la lucha de clases son cosa del pasado, que Marx, Lenin, Mao, Trotsky, Gramsci, Rosa Luxemburgo, Fidel, el Che, entre otros, son personajes que ya no nos tienen nada que decir.
Pero es cosa de leer El Capital para darnos cuenta de que la "violencia estructural", es decir la apropiación por los dueños de los medios de producción de la plusvalía generada por el trabajo, está más viva que nunca. Y que ese robo, literalmente, del producto de la fuerza de trabajo, causa la pobreza, la falta de acceso a la salud, a la alimentación, a la educación y de la tremenda pandemia social que es el capitalismo y peor en su variante neoliberal.
Por eso mis respetos a Artés.
Y entonces, como diría Lenin: Qué hacer?
Artés anticipó en el matinal que de ser elegido renunciaría tras el plebiscito que apruebe la nueva Constitución porque sería necesario elegir las nuevas autoridades que conduzcan sus lineamientos.
Por ahora, el Qué Hacer estaría entregado a la Convención Constituyente.
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